Pensadores Politicos
La filosofía política contemporánea implica la modificación de las teorías clásicas de pensamiento social, incurriendo en un análisis metodológico por demás complicado. Llevar a cabo una reflexión que relaciona al ejercicio de gobierno con la sociedad es una labor inevitable si deseamos comprender el nuevo entorno político mundial y sus consecuencias. En la actualidad nos encontramos en la antesala de una revolución ideológica, consecuencia de los fenómenos políticos y económicos y tenemos la inigualable oportunidad de participar en la consolidación de las relaciones humanas que definirán el rumbo mundial en los próximos cincuenta años o más. La caída de los regímenes comunistas, los procesos de globalización, las invasiones imperialistas por el control y la conservación de los mercados mundiales y la oposición de las naciones más débiles a ser explotadas en sus recursos naturales con la justificación de la libertad y la democracia, son temas que afectan a todas y cada una de las corrientes ideológicas sin importar su fundamento religioso, étnico o político. Las proyecciones económicas capitalistas imponen un reordenamiento de la geopolítica y los Estados - Nación no tienen la posibilidad de competir con los Estados - Región.
Los valores fundamentales que han prevalecido desde la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en la Revolución Francesa de finales del Siglo XVIII han quedado olvidados, así como los declarados en los procesos de independencia de América Latina a través de todo el Siglo XIX. Las guerras mundiales de la primera mitad del Siglo XX condicionaron la estabilidad y el bienestar a la participación en un orden militar y por demás explotador. Los intereses de los países dominantes han provocado la creación de centros industriales así como centros de miseria, por lo que el (des)-orden consecuente ha llevado a que la armonía
Iniciamos así, un análisis histórico político que nos llevará a comprender las (in)-justicias sustentadas en el pretexto de modernización, aduciendo como universales las guerras por el poder y dejando para los menos favorecidos las consecuencias de la incomprensión política, originada por el deseo de dominación del hombre por el hombre mismo.